Un pensamiento muy generalizado entre las personas es que "la gente, las organizaciones o las empresas exitosas" permanecen en una situación de éxito permanente, o como de seguro recordarán mis compatriotas, "están condenados al éxito", y todo esto debido a que han llegado, logrado o alcanzado algo. Y que mientras continúen con dichas tendencias, permanecerán en esta situación...

¡Pues esto es un grave error!

El éxito no es algo que se pueda poseer o adueñarse porque no es estático, más bien depende de los avances y cambios que envuelvan a las sociedades. Por este motivo, y tomando como base que las sociedades son cambiantes, solo disfrutan del éxito aquellos que fueron y son capaces de adaptarse a estos nuevos cambios y a las sociedades en sí mismas.

Veamos un ejemplo: la firma Coca-Cola, una de las más prestigiosas a nivel mundial, sencillamente ha logrado algo que muchos anhelan alcanzar algún día: posicionarse en la mente de los consumidores. Nadie puede negar que literalmente todo el mundo conoce a Coca-Cola. Aunque, ¿cree usted que si Coca-Cola tuviera el éxito en sus manos seguiría gastando millones de dólares en campañas publicitarias tanto en TV, cine, periódicos, etc.? Le aseguro que no lo haría.

Sin embargo, para esta empresa son actividades rutinarias. La compañía todo el tiempo se encuentra trabajando para dar continuidad a ese éxito; para ello se basa en permanentes estudios de tendencias y comportamientos que reflejan los cambios a los que la empresa deberá adaptarse.

Lamentablemente, nuestros pequeños negocios no pueden darse el lujo de semejantes estudios de mercado y comportamientos de los consumidores, y la única manera que nos queda es probar y aprender de lo aplicado, o aprender de lo que otros ya han aplicado.

Aquí se trata de perder el miedo a probar o experimentar cambios, y no solo me refiero a aquellas cosas que sabemos que no están funcionando, sino también a aquellas que, si bien están resultando, no lo hacen al nivel que fueron planeadas o proyectadas.

Dicho de otra forma, puede que algo esté funcionando, pero quizás no con su máximo potencial. Por ejemplo, su campaña publicitaria: ¿apunta a su público objetivo? ¿Podría esperar mejores resultados? O el precio de su producto: supongamos que usted vende mensualmente 3000 jabones a un precio de $1.50 la unidad. ¿Qué sucedería si eleva el precio a $2 por unidad? Es más que probable que disminuyan sus ventas, pero ¿sucederá lo mismo con los resultados? ¿Qué pasaría si consiguiera tan solo 2500 ventas? A simple vista es una gran pérdida, aunque si sacamos cuentas, se acrecentarían sus ganancias, ya que en el primer caso usted vende por $4500 y en el segundo por $5000. Solo es cuestión de probar, ¿no le parece?

Lo realmente importante aquí es saber que el éxito no le pertenece a nadie y que solo lo disfrutan quienes mejor se adaptan a los cambios.

En resumen: experimente, aprenda y ponga en práctica.